¿Cómo graban?
En dos palabras: Sykpe y Audacity. Cada uno grabamos localmente nuestra propia voz con el audacity mientras skypeamos. Al acabar, desde el audacity cada uno exporta lo grabado a un archivo .mp3. Subimos los .mp3 a una carpeta compartida y de ahí parte todo. Usamos cascos y micro normales, Genius HS-04SU (15€).
¿Cómo mezclan?
Lo has adivinado: audacity.
Descargamos los dos archivos .mp3 y los importamos a una sesión de audacity. Sincronizamos las pistas de voz y luego cortamos audio sobrante al principio y al final. Por último importamos el .mp3 con la música, haciendo un fade-out al principio y un fade-in al final, muy profesional todo. En principio esto ya sería escuchable, publicable y reconocible como conversación entre humanos. Pero seguimos editando.
¿Cómo editan el audio?
Los efectos cuasi-automáticos del audacity que usamos son:
- el reductor de ruido, para quitar el ruido de fondo.
- la compresión, para que no haya muchos desniveles de volumen. Como no somos locutores de radio, a veces subimos y bajamos mucho la voz durante una misma frase y eso no es muy agradable de escuchar.
- la (des)amplificación, para igualar los volúmenes de nuestras voces. Según como tengas configurado el Skype y el audacity en el momento de grabar, puede parecer que uno grita más que el otro. Nota para audio-nerds: La normalización no parece resultar muy útil porque la amplitud máxima de cada pista suele ser una tos, un golpe en la mesa, o al micro
o a lo que carajo seaque no es representativo del volumen real de las voces que queremos normalizar.
Todo esto dura poco (15 min). Exportando el proyecto de audacity a un .mp3 (de calidad media, unos 50 MB), ya tenemos el primer corte al poco de haber grabado. A ese corte le damos una oída distraída para ver qué problemas llaman la atención. En un mundo perfecto, no habría que hacer más porque el primer corte no tiene problemas. Pero los hay.
¿Y el p*to eco?
El principal problema que tenemos es que la pista de cada uno también registra (no sabemos por qué) la voz del otro: por ejemplo, cuando Guille está callado oyendo a Mario (pasa mucho), la pista de Guille también registra la voz de Mario a un volumen muy bajo. Si no hubiera un pequeño desfase (Skype), daría igual, pero a veces entre palabra y palabra es imposible evitar que se oiga un eco eco eco:
Para quitar el puto eco a la hora de mezclar usamos una noise-gate, en cada pista por separado, para que haga unos fade-in o fade-out a silencio cuando la pista baje del volumen que asociaríamos a una voz hablando. Aquí es donde hay que jugar más con los parámetros y hacer un prueba-y-error porque no lo tenemos muy controlado:
Lo suyo sería eliminar el problema antes de grabar, y probablemente en un estudio, o con cascos mejores, o con menos acople o lo que carajo sea ni siquiera se daría este problema. Si nos puedes echar un cable, te lo agradecemos.
¿Y los otros ruidos?
Si pones atención, escucharás:
- el tranvía que para, literalmente, delante de casa de Mario cada 7 minutos
- una silla que cruje a intervalos regulares
- un tamborileo de dedos en la mesa
- sirenas de policía de la comisaría de cerca de casa de Guille
Lo que algunos llaman audio de baja calidad, nosotros lo llamamos easter egg.
¿Cómo editan el contenido?
Increíblemente, no todo lo que decimos suena bien de entrada. Siempre hay algún chiste o algún rollo que, oído más tarde, no merece la pena dejar. Incluso en el mismo momento de grabar, Mario o Guille empiezan un rollo una idea pero el grado de digresión es tal, que sobre la marcha nos damos cuenta de que eso lo quitaremos luego. Entonces paramos, respiramos hondo, re-evaluamos la cadena de decisiones vitales que nos han llevado hasta este momento histórico y retomamos la conversación.
En general, después de grabar, la idea es cortar el máximo posible sin volverse loco escuchando mil veces el episodio. También, aunque esto es más laborioso, por no decir un cognazo, intentamos borrar los “umm”, “errr”, “eee” que soltamos cada tres frases. De momento no hay un plugin del audacity para hacer eso. Ni para toses, carraspeos y estornudos.
Ya por último, nos tapamos un poco las vergüenzas. Cuando metemos la pata con algún dato y nos damos cuenta, o re-grabamos encima o quitamos del todo esa frase. Lo sabemos, se les ha caído un mito.